jueves, 6 de junio de 2013


ARTE: BARROCO E ILUSTRACIÓN


1. ARQUITECTURA


Las primeras muestras de la arquitectura barroca surgieron en Roma a finales del siglo XVI, ahora bien, fue a comienzos del siglo XVII cuando los grandes arquitectos del Barroco italiano marcaron las pautas del estilo que rápidamente se extendió por la Europa católica.
Las características de la arquitectura barroca se pueden resumir en diseños de plantas más complejos y movidos (plantas elípticas, ovales o mixtilíneas) que dan lugar al abandono de la línea recta y de la superficie plana, para ser sustituidas por líneas curvas y mixtas así como superficies onduladas. Además, se introduce la idea de movimiento y la luz adquiere un papel muy importante.
Se utilizarán arcos elípticos, ovales o mixtilíneos, frontones partidos, columnas helicoidales, etc. y, como motivos más nuevos, volutas y cartelas buscando así el efectismo.
Los edificios típicos de la arquitectura barroca seguirán siendo la iglesia y el palacio.
En Italia, las dos figuras más representativas de la arquitectura barroca serán Bernini, que llevó a cabo el "Baldaquino" y la gran columnata de la Plaza de San Pedro, y Borromini, autor de una de las obras más transcendentales e influyentes del Barroco como será la Iglesia de San Carlos de las cuatro fuentes.
En Francia, existirá un predominio por la arquitectura palaciega, cuyas obras mantuvieron una notable diferencia entre el exterior, severo y clásico, y el interior, lujoso y recargado.
Entre las obras más destacadas de la época barroca, se encuentran la Iglesia de la Sorbona, realizada por Lemercier; la gran fachada de columnas del Louvre; la Iglesia de los Inválidos y, sobre todo, el magnífico Palacio de Versalles, obras realizadas por Mansart. Ésta última creando así un modelo de palacio que se copiará en toda Europa.
Asimismo, en España, uno de los países europeos en los que el arte Barroco se asentó con más fuerza debido a su carácter religioso, cabe destacar a la familia Churriguera con la que el barroco español alcanzará su personalidad más acusada a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Una de sus obras más representativas será la Plaza Mayor de Salamanca.
Por otro lado, nos adentramos en el período de la Ilustración de la mano del estilo Rococó; que nace en las cortes francesas, basándose así en una concepción decorativa de complejas asimetrías. Los materiales más utilizados serán, principalmente, el estuco y la madera.
Como arte decorativo se interesó por los interiores como pequeñas salas donde la protagonista será la intimidad.
Una buena muestra de la arquitectura francesa del Rococó será el "Petit Trianon" realizado por J. Gabriel en los Jardines de Versalles.
Sin embargo, en España la arquitectura del Rococó fue escasa. Quizá la obra más representativa de este estilo es el Palacio del Marqués de Dos Aguas en Valencia.


A partir de mediados del siglo XVIII comenzó a tomar forma un nuevo estilo que venía a recoger la tradición tendente al clasicismo. El Rococó estaba agotado ya que los enciclopedistas buscaban un arte que lo sustituyera por un estilo que fuera posible analizarlo desde las perspectivas de la razón como sería el Neoclasicismo.
La arquitectura del Neoclasicismo buscó frente a Barroco y Rococó un predominio de la sencillez y limpieza de las formas. Se volvió así, a líneas rectas y a los muros lisos con escasos elementos decorativos. Se establece el modelo de columna dórica y las fachadas vuelven a reproducir aquellas de los templos griegos. Reaparecen el mármol y el bajorrelieve.
Importantes obras serán La Iglesia de la Madeleine y el Arco del Triunfo en Francia, así como la Puerta de Alcalá de Sabatini o el Museo del Prado de Juan de Villanueva en España.

2. ESCULTURA


Las características que definen la escultura barroca serán la búsqueda del movimiento de un marcado realismo ya que es un arte hecho para sorprender por su fuerza. Desde el punto de vista temático, la escultura barroca abordó casi todos los géneros desde el religioso al mitológico, pasando por la escultura funeraria, el retrato, la escultura ecuestre y la alegórica.
El gran escultor del Barroco fue el italiano, ya nombrado anteriormente, Gian Lorenzo Bernini que alcanzó su máxima expresión con su "Éxtasis de Santa Teresa", una atrevida representación del misticismo.
Fuera de Italia, la escultura barroca no dio figuras de la talla de Bernini. En España fue fundamentalmente una escultura religiosa y en Francia, como sucedió en otras artes estuvo al servicio de la corte con carácter decorativo.
En cuanto a la Ilustración, por lo que respecta a la escultura no se produjeron obras de gran interés: en Francia, en el periodo del Rococó destacaron algunos artistas que trataron el desnudo femenino como Falconet y en España destacará la imaginería de Salcillo en sus semidesnudos.


En el periodo neoclásico, destacamos a Houdon, en Francia, que fue el gran retratista de los hombres de la Ilustración (Voltaire, Buffon, Rousseau, etc.). En España, importantes esculturas neoclásicas fueron las fuentes conocidísimas de Cibeles, Neptuno y Apolo.

3. PINTURA


La pintura Barroca también tuvo su origen en Italia, pero fue, sin duda, la manifestación artística de la época que más rápidamente se alejó de los modelos italianos para generar en cada país corrientes propias, marcadas por la poderosa personalidad de algunos artistas.
En la pintura barroca existirá un predominio del color sobre la línea, se jugará con los contrastes de luz alcanzando su máxima expresión en el tenebrismo. Se buscará representar la profundidad del espacio (perspectiva aérea); las composiciones se harán asimétricas y el movimiento dominará toda la obra.
Los planteamientos estéticos de Caravaggio tuvieron gran repercusión en toda Europa y fueron uno de los puntos de partida de la pintura barroca italiana. Su obra, cargada del naturalismo de los tipos populares que empleó como modelos, mantuvo ya una tensión constante entre zonas de luz y zonas de penumbra, con lo que debe considerarse a Caravaggio como primer pintor tenebrista; buen ejemplo de ambas características es su cuadro "La vocación de San Mateo".
La pintura barroca española irradia de dos focos principales: Sevilla y Madrid. Sus dos primeros representantes de interés fueron los levantinos Ribalta y Ribera. Pero, sin duda, cabe destacar a Zurbarán, Velázquez y más tarde Murillo.
Durante el periodo de la Ilustración, en Francia, artistas como Watteau que se encargó de destacar el paisaje, Boucher que cultivó un desnudo femenino delicado y sensual y Fragonard que alcanzó con su obra "El Columpio" la más clara representación de la pintura rococó.
En Italia, acogidos a la estética barroca, los pintores italianos siguieron ocupándose de pintar al fresco bóvedas con las mismas intenciones efectistas de querer romper con la sensación de techumbre. En este campo destacó la aportación de Tiépolo.
En Venecia se desarrolló un tipo de pintura de paisaje urbano, que recoge la vida de los canales y los grandes monumentos de la ciudad. Los mejores pintores de esta escuela fueron Canaletto y Guardi.
Por último, en España, durante el siglo XVIII, la pintura no generó ninguna figura de primer orden, hasta la llegada de Goya hacia finales de siglo.
A mediados de siglo se creó la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que pronto introdujo nuevas temáticas que se alejaban del predominio religioso en la pintura del Barroco. La dinastía de los Borbones, instalada desde comienzos de siglo, llamó a numerosos pintores extranjeros, como Tiépolo o Mengs, para que trabajaran en sus palacios y cuya influencia fue decisiva para muchos artistas españoles.
No obstante, nada de lo que realizaron unos y otros puede compararse con la genial obra de Goya, que, desde sus comienzos hasta su muerte, pasó por varios estilos en una pintura que, a medida que pasaba el tiempo, se hacía más personal y más anunciadora de futuras tendencias artísticas.


·         Obras a destacar de Goya: retratos como "La familia de Carlos IV" (1800); pinturas de guerra como "La carga de los mamelucos" (1814); pinturas negras como "Saturno devorando a sus hijos"; grabados como "Tauromaquia" etc.

4. MÚSICA

Durante el siglo XVII y primera parte del XVIII la música, así como las demás artes, tienen un desarrollo verdaderamente explosivo, lleno de vitalidad y aportaciones novedosas.
La música barroca se emancipa de su sometimiento a la voz y al texto, naciendo las formas instrumentales puras. Se trata de acentuar su contenido expresivo, llevando a una nueva técnica del canto, a un recitado entonado, que será base de la ópera. Por lo tanto, los instrumentos musicales adquieren una importancia nueva.
La música religiosa se enriquece, aunque, en cierto modo, se hace más profana. Nacen el "Oratorio" y la "Cantata". Nace la ópera en un intento de imitación del antiguo teatro griego, pero uniendo música y texto.
Los instrumentos más utilizados serán el órgano y el violín.
En Italia, el gran Monteverdi considerado como el primer gran compositor de óperas.
La música de la segunda mitad del siglo XVIII fue fiel reflejo de las ideas racionalistas y de progreso de la Ilustración. Una música cargada de serenidad, dominio y refinamiento, que tuvo como finalidad el triunfo del arte sobre los sufrimientos e imperfecciones de la vida.
Las formas musicales que se desarrollaron en este tiempo fueron: la sonata y la sinfonía. Ambas significaron el triunfo definitivo de la música sobre el texto y sobre la música religiosa.
La ópera también se fue transformando vertiginosamente. En esta época adquirió un desarrollo importante la "ópera bufa".


En España, bajo el reinado de los Borbones, se instalaron buenos músicos italianos, destacando Boccherini, que escribió una zarzuela: La Clementina.
Otros músicos españoles de la época fueron Domingo Tarradellas autor de Merope, y Vicente Martín y Soler, autor de la ópera Una cosa rara, pero ambos desarrollaron su obra fuera de España.

domingo, 2 de junio de 2013

Política interior y exterior durante el reinado de los Reyes Católicos.



La unión dinástica entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1469 relacionó a los Estados sometidos a la soberanía de estos dos monarcas con el modelo de Estado moderno que se dio en Europa durante los siglos XIV y XV. Este modelo de Estado se caracteriza principalmente por: una monarquía de carácter autoritario con el apoyo de diversas instituciones; una burocracia jerarquizada y un poder centralizado; un ejército permanente y estatal; y la importancia que se le presta a la diplomacia, con la aparición de figuras como los cónsules y los embajadores.

En cuanto a la política exterior de los Reyes Católicos, se centró principalmente en tres frentes:

En primer lugar, les interesaba la formación de un entramado diplomático con Estados cercanos a Francia y quisieron llevarlo a cabo por medio de una serie de alianzas matrimoniales con sus hijos (Juana con Felipe de Borgoña, Juan con Margarita de Austria, Catalina con Enrique VIII de Inglaterra e Isabel y María con Manuel I de Portugal).

En segundo lugar, también preocupaban los problemas en Italia, que enfrentaron al rey Fernando con Francia por el dominio de Milán y el expansionismo francés hacia Nápoles.

Por último, la expansión territorial, que tomó dos vertientes: hacia el norte de África (donde destaca  la conquista de Melilla en 1497) y hacia el Atlántico con la conquista y colonización de América. Como consecuencia de esta expansión se produjo un aumento de la piratería berberisca, además de un enfrentamiento con los intereses expansionistas portugueses que culminaron con la firma del Tratado de Tordesillas en 1494,  por el que se estableció una frontera entre las zonas de influencia de ambos Estados a 370 leguas al Oeste de las Islas de Cabo Verde.

En relación a su política interior, destacan los siguientes objetivos:

Se persiguió la unión territorial de todos los estados peninsulares como paso previo para conseguir una unidad política. Este objetivo se desarrolló mediante hechos como la conquista de Granada (1492) de manos de los musulmanes, la recuperación de los territorios de Rosellón y la Cerdaña (1493), la ocupación de Canarias (1497-1500), la conquista de Navarra y su anexión a la Castilla (1512) y, por último, la anexión del reino de Portugal, aunque no pudo llevarse a cabo ante el fracaso de la política matrimonial de los reyes. Cabe destacar, además, que para realizar esa unidad social y política, los Reyes Católicos consideraban que también era necesaria una unidad religiosa, lo que llevó a la expulsión de los judíos en 1492 (aunque subyacen también motivaciones de índole económica). También había intención de expulsar a los mudéjares, pero hasta el siglo XVII no se pudo llevar a cabo.

 Debido al régimen autoritario, se pretendió retirar algunos derechos a los grupos más privilegiados de la nobleza y el clero e involucrarlos en política.

También se persiguió la creación de un gobierno centralizado, una administración bien organizada con burgueses en los puestos principales, un ejército permanente y establecer una serie de sistemas diplomáticos que permitiesen acabar con las tensiones políticas con otros estados europeos.

Por último, cabe destacar, que a pesar de este afán de unificación de los Estados españoles, realmente solo existió un atisbo de unificación en la ideología, entre algunos grupos sociales o en la defensa de unos intereses exteriores; pero jurídicamente los Reyes Católicos no efectuaron esta unidad. Cada Corona mantuvo sus leyes, Cortes, monedas e instituciones de gobierno.